En 2003, el ayuntamiento vende por un precio sospechosamente bajo los terrenos de la plaza de toros a un empresario local con intereses inmobiliarios en las parcelas colindantes. El empresario se compromete a construir una nueva plaza cubierta con equipamientos modernos, pero ésta pasaría a ser de su propiedad. En 2004 se inaugura la plaza, pero debido a una larga lista de defectos no puede obtener la licencia de actividades permanente. Desde entonces solo ha obtenido licencias provisionales para celebrar las ferias taurinas, el resto del tiempo (con contadísimas excepiones) ha estado cerrada.