Para descongestionar los accesos a Madrid, la red de autopistas radiales se concibió como alternativa a ampliar las existentes autovías gratuitas. Sin embargo, éstas fueron ampliadas igualmente, así que las nuevas autopistas de peaje han acabado recibiendo una cuarta parte del tráfico previsto. Las concesionarias de las cuatro autopistas radiales, así como cinco otras autopistas de peaje, han entrado en concurso de acreedores. El gobierno debe buscar una solución para que no acaben siendo los contribuyentes los que paguen una factura de 5.000 millones de euros.