Obesidad, trastornos del comportamiento, agresividad y falta de formación son algunos de los efectos más peligrosos de la pobreza sobre la salud. Los investigadores aseguran que la malnutrición y la falta de recursos afectará a la esperanza de vida de los niños más pobres.
La pobreza infantil y la exclusión social afectan sigilosamente a cada vez más niños en España. “La pobreza se vive en silencio, los padres no te dicen que su hijo no ha desayunado, que no pueden pagarle una dieta equilibrada”, explican los técnicos sanitarios. “Tampoco te dicen que ellos no han comido, en eso siempre coinciden, en guardarse el problema para ellos”, cuentan quienes día tras día atienden a estos menores en los servicios sanitarios.
En España el 4,2% de los menores de 16 años no puede permitirse una comida de carne, pollo o pescado al menos cada dos días
En España el 4,2% de los menores de 16 años no puede permitirse una comida de carne, pollo o pescado al menos cada dos días, según revela la Encuesta de Condiciones de Vida del INE de 2014. Un indicador que coloca al 35,4% de los menores de 16 años en situación de riesgo de pobreza o exclusión. Datos que convierten a España en el quinto país europeo con un mayor número de niños en riesgo de pobreza, solo por debajo de Rumanía, Bulgaria, Hungría y Grecia.
España es el tercer país europeo que más aumentó la tasa de riesgo de pobreza infantil durante la crisis, justo por detrás de Grecia y Malta. Entre 2007 y 2014, subió un 27% la tasa de riesgo de pobreza o exclusión social entre los menores de 16 años.
"La privación de material y de buena alimentación durante la infancia genera problemas de salud a corto, medio y largo plazo", asegura el Técnico Superior de l' Agència D'Avaluació de Tecnologia y Recerca Mèdiques y miembro de la Sociedad Española de Salud Púbica y Administración Sanitaria (SESPAS), Luis Rajmil, que está trabajando en investigaciones que pretenden revelar los efectos de la crisis económica sobre la salud de la población.
"La privación de material y de buena alimentación durante la infancia genera problemas de salud a corto, medio y largo plazo"
"Nuestro estudio revela que las desigualdades en España han aumentado con la crisis, y que ahora las principales dificultades están en afrontar la alimentación, lo que ha hecho empeorar mucho la salud de los grupos más vulnerables", explica el investigador, que recalca que "la pobreza afectará a la esperanza de vida de la generación de niños afectados”.
"Si se reduce el aporte de energía por debajo de unos límites, se impide el crecimiento y esto afecta al desarrollo y a la maduración”, aclara el presidente de la Sociedad Española de Pediatría Social, Jesús García. Explica que aparte de la anemia y sus consecuencias, como el cansancio o la falta de concentración, la malnutrición “puede afectar al desarrollo del cerebro causando un grave retraso madurativo” y generar enfermedades coronarias o diabetes.
“La primera consecuencia de la pobreza infantil es el cambio en el hábito de la alimentación”, recalca la jefa de pediatría del Hospital Son Llàtzer de Palma de Mallorca, Carme Vidal, que asegura que una de las consecuencias más evidentes de la malnutrición está siendo el aumento de la obesidad infantil, una enfermedad que en caso de convertirse en crónica puede conllevar hipertensión, aumento del colesterol e hipoglitaminosis – dolencia conocida comúnmente como falta de vitaminas-.
“La pobreza energética y la disminución drástica de las becas de comedor tienen mucho que ver con esto”, añade Vidal, que explica que la dificultad para acceder a una alimentación equilibrada lleva a que muchos niños se alimenten de comida preparada con un alto contenido en grasas.
Ni el dentista, ni el oftalmólogo, ni las actividades deportivas. Los niños más pobres tienen el acceso restringido a servicios y actividades básicas para su salud y desarrollo. Las gafas se han convertido en un artículo de lujo, así como los empastes y cualquier tipo de sellado preventivo.
Un gasto medio que ascendió en 2014 a 373 euros por familia, una cifra que aumentó el pasado año tras bajar de manera continuada desde 2008, cuando las familias gastaban de media en salud bucodental 425 euros al año.
Muchos padres también se han visto obligados a renunciar al oculista, a las gafas de vista o a apuntar a sus hijos a actividades deportivas, lo que no solo afecta a la integración de los menores sino que tiene efectos directos sobre su salud.
“Muchos padres han tenido que dejar las necesidades académicas y psicológicas de sus hijos en segundo plano para centrarse en darles de comer”
Todo suma. La situación de pobreza afecta también al desarrollo psicológico y sus consecuencias sobrepasan la barrera física. Las dificultades para socializar y el endurecimiento del carácter también son efectos palpables.
“Algunos niños no tienen a nadie que les revise los deberes, a nadie que esté totalmente pendiente de ellos”, explica la trabajadora social Laura Calles refiriéndose a las situación de abandono emocional en la que se encuentran algunos de estos niños. La experta aclara que, aunque sin intención de desatender a los menores, “muchos padres han tenido que dejar las necesidades académicas y psicológicas de sus hijos en segundo plano para centrarse en darles de comer”.
"Ser pobre va más allá de lo físico”, explica el presidente de Psicólogos sin Fronteras, Guillermo Fouce. “La pobreza puede causar problemas de autoestima, de estrés y afectar al desarrollo emocional de los niños". “Es una situación que se retroalimenta”, aclara. "Estar malnutrido provoca cansancio y los niños se duermen en clase, lo que puede acabar llevando al fracaso escolar”.
"La agresividad y la impulsividad a la hora de relacionarse con otras personas también es una futura consecuencia", añade Fouce, que explica que muchos de estos niños pueden compensar sus carencias a través de la fortaleza física y de la utilización de la misma. Un sustitutivo del diálogo que “puede dificultar su integración en la sociedad”.
“Muchos niños han sufrido cortes de luz en sus hogares, viven en entornos con situaciones de estrés constantes, y esto les puede marcar para siempre”, añade Laura Calles, que asegura que “la temprana pérdida de la niñez que provoca la situación de pobreza en la infancia dificulta mucho el normal desarrollo social y emocional”.