Reportaje

Las mujeres van a la huelga y no es la primera vez

Marta Borraz

En decenas de países de todo el mundo se han convocado paros laborales este 8 de marzo. Las camiseras de Nueva York estuvieron un año de huelga en 1909, las islandesas tomaron las calles en 1975. En Francia, Polonia y Argentina también han tomado recientemente las calles.

Este 8 de marzo las mujeres paran. En la medida de sus posibilidades, dejan de trabajar, de cuidar o de consumir –en España habrá paros de 12.00 a 12.30 del mediodía– y protestan conjuntamente en decenas de países contra la discriminación y la violencia. Pero ya lo habían hecho antes.

Aunque el feminismo vive un momento de gran visibilidad, en parte porque los medios de comunicación ha comenzado a fijarse en él, el movimiento lleva siglos luchando: Manifestaciones, protestas, distintos tipos de acciones y también huelgas.

Los objetivos y la modalidad de los paros han sido diversos dependiendo del país y de las circunstancias y en la mayoría de ocasiones se han centrado en una reivindicación concreta. Este año, aunque las demandas se adaptan a cada uno de los territorios, las mujeres quieren hablar de multitud de problemas: violencia machista, acoso sexual, invisibilización de los cuidados o brecha salarial.

La igualdad de salarios fue la principal reivindicación que platearon las trabajadoras de la planta de Ford en Dagenham, al este de Londres, donde en 1968 se levantaron y organizaron una huelga. La protesta contra la multinacional, entonces uno de los mayores empleadores de Reino Unido, fue determinante, según algunos historiadores para la aprobación de la Ley de Igualdad Salarial aprobada en 1970 por el parlamento británico.

“La igualdad de salarios fue la principal reivindicación que platearon las trabajadoras de la planta de Ford en Dagenham, al este de Londres en 1968”

Visibilizar la brecha salarial entre hombres y mujeres era también el objetivo de las mujeres francesas, que pararon el pasado 7 de noviembre a las 16.34 horas y siete segundos. Una fecha que no fue elegida casualmente porque justo a partir de ese momento "las mujeres trabajan gratis en Francia" en comparación con el salario que perciben los hombres, tal y como calculó el colectivo feminista convocante Les Glorieuses.

Miles de personas asistieron posteriormente a una movilización en la Plaza de la República, inspiradas por las ciudadanas islandesas, que unos días antes pusieron en marcha una iniciativa similar. En su caso, fue el 24 de octubre a las 14.38 horas, cuando cada año las islandesas se manifiestan en favor de sus derechos.

Huelga de mujeres en Islandia en 1975 / Women History Archives

Ese mismo día de hace 42 años el 90% de las mujeres en Islandia se negaron a trabajar, cocinar y cuidar para lanzarse a las calles a protestar contra el machismo. Fue un evento sin precedentes conocido como "El día libre de las mujeres" y que la expresidenta del país, Vigdis Finnbogadottir, –que ganó las elecciones unos años más tarde– calificó de “momento decisivo”.

La movilización, que logró aunar a mujeres de todas las edades, clases y formaciones políticas, "paralizó el país por completo y abrió los ojos de muchos hombres", contó Finnbogadottir a la periodista de la BBC Kirstie Brewer. Aquel día también se conoció como "Viernes largo". Lo fue así para muchos hombres, que se vieron obligados a llevar a sus hijos e hijas al trabajo y encargarse de sus cuidados.

Una de las huelgas textiles de mujeres más conocidas fue la "de pan y rosas" en 1912. Las obreras de Lawrence (Massachusetts, Estados Unidos), pedían "pan", pero también "rosas", como símbolo de una vida digna

Con el espíritu de la huelga islandesa, pero en 2016, la activista polaca Marta Lempart agarró un micrófono en una manifestación celebrada en la ciudad de Breslavia, al suroeste de Polonia, para hablar de un "Lunes Negro", de una huelga de mujeres para frenar en la calle lo que se estaba gestando en el Parlamento.

El gobierno polaco, que tramitaba entonces una reforma de la ley del aborto que restringía el derecho, fue interpelado por miles de mujeres y hombres que llenaron las calles de Varsovia y otras ciudades el pasado 8 de octubre, además de hacer, muchas de ellas, paros organizados en sus puestos de trabajo.

Huelga de mujeres en Polonia en 2016 por el anuncio de endurecimiento de la ley del aborto / EFE

Poco después, el día 19 del mismo mes, llegó el turno de las mujeres argentinas, que siguiendo la estela de las masivas movilizaciones convocadas por el colectivo Ni Una Menos, se manifestaron y protagonizaron un paro de una hora contra la violencia machista tras el brutal asesinato de una joven de 16 años. Las mujeres se vistieron de negro y comenzaron a llamar aquel día "Miércoles Negro".

Huelga de mujeres en Argentina por la violencia machista / EFE

La huelga fue la herramienta de lucha utilizada también más de un siglo antes por las mujeres que trabajaban en las fábricas textiles de camisas de Nueva York. El 23 de noviembre de 1909 las trabajadoras, muchas jóvenes e inmigrantes, comenzaron una huelga que duró hasta febrero de 1910 para protestar contra la precariedad y las pésimas condiciones laborales en las que trabajaban.

La comedia griega Lisístrata cuenta la historia de una mujer que convence al resto para dejar de mantener relaciones sexuales con sus parejas como medida de presión para conseguir el final de la guerra

La movilización, que pedía entre otras cosas mejoras en los salarios y reducción de la jornada laboral, acabó llamándose "huelga de las camiseras" o "levantamiento de las 20.000", debido a la gran afluencia, y finalizó sin conseguir todas las demandas. Sin embargo, muchas empresas cedieron a algunas mejoras y se constituyó como un paso importante en la incorporación de las reivindicaciones de las obreras en el movimiento sindical.

Huelga de las camiseras en Nueva York, en 1909, en una protesta que duró un año / Wikimedia

Las protestas de las trabajadoras textiles no dejaron de sucederse en el marco de una oleada de protestas a principios del siglo XX en este sector. Una de las más conocidas fue la llamada huelga "de pan y rosas" en 1912, a la que se sumaron la mayoría de obreras de casi todos los talleres de Lawrence (Massachusetts, Estados Unidos). En ella pedían "pan" en referencia a la mejora de las condiciones laborales, pero también "rosas", como símbolo de una vida digna.

A los paros laborales más o menos largos, también han sido utilizadas por las mujeres las llamadas huelgas de sexo como instrumento pacífico de protesta para conseguir un objetivo político o social. Se comenzó a hablar de ellas en Lisístrata, una célebre comedia griega escrita por Aristófanes que cuenta la historia de una mujer que convence al resto para dejar de mantener relaciones sexuales con sus parejas como medida de presión para conseguir el final de la guerra.

Frenar una guerra civil fue también el objetivo de la huelga sexual organizada en Liberia en 2003 liderada por varias activistas, entre ellas Leymah Gbowee, que en 2011 fue una de las mujeres galardonadas con el Nobel de la Paz. Más recientemente, a principios de este año, la parlamentaria keniana Mishi Mboko propuso a las mujeres hacer una huelga de sexo con la intención de alentar a los hombres a inscribirse en el censo para votar en las próximas elecciones que el país celebrará en agosto.

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